Biomasa, la hermana cenicienta de las renovables

El aprovechamiento de la biomasa agrícola y forestal para generar energía eléctrica tiene un valor estratégico extraordinario e inigualable, muy superior al de cualquier otra renovable. Al utilizar biomasas agrícolas y forestales, se está comprando un biocombustible que se produce en el medio rural español dependiente y dedicado a actividades agrarias, donde viven las poblaciones con menor renta en España. 

JESÚS ALCANDA / Departamento de biomasa de plantas de energía de Sacyr 


La Unión Europea, a través de la PAC (Política Agraria Común) lleva gastados miles de millones de euros en programas subvencionados de desarrollo rural, para consolidar los medios productivos rurales y para engarzar el sector primario con el sector secundario, de forma que se eleven las rentas rurales y no se pierdan las poblaciones del medio rural europeo, ante la abismal diferencia de la renta rural con el resto de país. No lo ha conseguido. Si un año deja de insuflar dinero en el medio rural, éste se despuebla.

 

Ventajas aprovechamientos biomasa agrícola

 

Pues bien, las centrales de generación eléctrica con biomasa, que, para su viabilidad, se asientan en el medio rural, consiguen esa conexión del sector primario del medio rural con el sector secundario de la industria, insuflando unos ingresos continuos en comarcas donde estos ingresos constituyen un auténtico maná, valorizando económicamente cultivos y bosques que se hallaban en la marginalidad económica. 

Además, la mano de obra necesaria para el aprovechamiento de la biomasa agrícola y forestal es muy alta (1.100 jornales anuales directos por MW instalado), consolidando otras actividades económicas a las que complementa, en épocas (invierno) de menor oferta laboral.

Con todo esto, las ayudas que presta el Estado a la generación eléctrica con biomasa agrícola y forestal son con creces devueltas a la sociedad a través, entre otros, del crecimiento de rentas rurales y de la consolidación socioeconómica de las actividades agrarias del medio rural relacionadas con ese aprovechamiento de biomasa.  

No se entiende cómo esta energía eléctrica con biomasa agrícola y forestal no haya sido apoyada con la misma o más alegría que a sus hermanas renovables, la eólica y la fotovoltaica. No se entiende.

 

Bosques: recursos renovables


Tal vez esta incomprensibilidad nazca del pensamiento irracional generalizado de que cortar árboles “es malo”. Los bosques son recursos renovables, muy renovables. Desde el siglo XIX, en España, solo se pueden extraer árboles de un bosque con permiso administrativo donde se evidencie que la corta forma parte de un plan que acreciente y mejore el bosque, bajo el viejo lema forestal de “Conservar mejorando”. Desde ese siglo hasta hoy, los bosques españoles no han hecho otra cosa que crecer en biomasa y en superficie.

Para mostrar las ventajas de una corta autorizada les voy a enseñar esta fotografía de la sección de un árbol que fue cortado tras un incendio provocado:

 

 

Cada anillo representa el crecimiento del árbol en un año. La flecha azul indica el crecimiento que el árbol obtuvo durante los 10 primeros años de vida. La estrechez de los anillos indica que la masa arbórea creció en una espesura tal que los nutrientes del suelo no daban para alimentar a tanto árbol, y los árboles crecen delgaduchos y debiluchos, y tarde o temprano muchos enfermarán o morirán ante la falta de alimento, atrayendo a la plaga y al incendio.

Justo a los 10 años de edad, esa masa arbórea es intervenida para disminuir su espesura con un tipo de corta que se llama “Clara Danesa”. En los cuatro años posteriores a la clara (Flecha verde), el árbol ensancha y crece tanto en altura como en copa. La masa entera se ha fortalecido y combatirá las plagas y enfermedades con todas las garantías de éxito. Aún más, las mediciones de volumen tras esos cuatro años arrojan que ese bosque contaba con casi el doble de biomasa acumulada (CO2 fijado, también) que a los 10 años de edad.

Pues bien, en el estado que representa la flecha azul hay en España 7 millones de hectáreas arboladas, esperando algún tipo de clara que alivie su indigencia.

El aprovechamiento de su biomasa con fines energéticos financiaría los costes de esa “Clara”, alejando el fantasma de la plaga y del incendio. Rogaremos al cielo para que la biomasa no sea tratada como la hermana cenicienta de las renovables.
 

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