MARÍA GÓMEZ BRAVO | Tungsteno
Desastres naturales, guerras o el inevitable paso del tiempo van erosionando y destruyendo el patrimonio. Es el caso de la ciudad siria de Palmira, reducida a escombros en 2015 por el ISIS; o del Mausoleo de Kasubi (Uganda), destruido por un incendio en 2010, como el que dejó en ruinas la catedral de Notre Dame de París en abril de 2019. La tecnología de clones digitales, que permite visitar sin salir de casa esas construcciones emblemáticas, se ha convertido en la herramienta fundamental para inmortalizarlas. Preservarlas para siempre ya es posible —al menos de manera virtual, y estas copias de seguridad abren la puerta a poder recuperarlas totalmente en el futuro.
Más de 1.120 sitios de 167 países han sido catalogados como Patrimonio Mundial por la UNESCO en reconocimiento a su importancia cultural o natural para la herencia común de la humanidad. Lugares excepcionales entre los que se incluyen también una serie de bienes en peligro, una lista roja de sitios en riesgo de desaparecer. Conservar estos y otros lugares es el propósito de la organización no gubernamental CyArk, fundada en 2003 por el ingeniero civil Ben Kacyra.
La destrucción de los Budas de Bamiyran en 2001, al comienzo de la guerra de Afganistán, llevó a Kacyra a impulsar este proyecto que tiene el objetivo de preservar digitalmente el patrimonio, y al mismo tiempo hacerlo accesible de una forma única. Para ello, puso al servicio de este propósito los conocimientos y la tecnología de su start-up Cyra Technologies, responsable de la invención y comercialización de uno de los primeros escáneres láser 3D portátiles.
Más allá del láser, el proyecto aplica las últimas tecnologías en digitalización existentes para componer una especie de biblioteca virtual gratuita de estos sitios antes de que se pierdan para siempre. Gracias al haz de luz pulsada con el que se mapean las superficies, se recolectan millones de puntos de información. Esos datos, combinados con técnicas de fotogrametría —que usan cámaras de alta resolución y drones para capturar el color y la textura de las superficies— se documentan en 3D para después generar representaciones hiperrealistas.
Láser 3D y fotogrametría se combinan para extraer los datos con los que crear representaciones digitales hiperrealistas como la del Monasterio de Ananda ok Kyaung (Myanmar). Crédito: CyArk.
Láser 3D y radar para escanear la superficie terrestre
Este uso de la tecnología láser 3D para escanear edificios no es única. Ya en 2015 el historiador Andrew Tallon la utilizó para documentar digitalmente de manera minuciosa la catedral de Notre Dame, permitiendo trazar una réplica digital casi perfecta que podría ayudar a reconstruir la edificación después del incendio sufrido. La creación de mapas detallados usando el escáner láser también está en la base del proyecto Earth Archive, fundado por el arqueólogo Chris Fisher bajo el prisma de salvaguardar el patrimonio amenazado por la crisis climática: tanto el cultural y arqueológico como el ecológico.
Planteado como un registro de código abierto del planeta, su objetivo es escanear toda la superficie terrestre utilizando un sistema de mapeo aéreo, mediante un dispositivo que combina el escáner y el radar para geolocalizar y construir esos mapas en 3D. Esa misma tecnología, que ya ha permitido descubrir desde ciudades precolombinas a otras antiguas capitales perdidas en medio de la selva, acaba de llegar a la electrónica de consumo (en forma de escáner LiDAR en los más recientes iPad Pro).
Sin embargo, este proyecto ha generado ciertas controversias. Desde el presupuesto necesario para llevarlo a cabo o el tipo de datos que recopila, hasta la resistencia de gobiernos e instituciones a la hora de dar permiso para mapear ciertas áreas. Más allá de este debate, lo que tienen en común estas iniciativas es su propósito de mantener a salvo esa herencia arquitectónica y cultural. Con este deseo ya se han puesto en marcha alianzas que avanzan en su preservación digital. Así nace el proyecto Open Heritage, que en 2018 unió a CyArk y Google con el objetivo de capturar todos los datos necesarios para, después, recrear virtualmente lugares emblemáticos y ponerlos a disposición de los usuarios a través de la web. Esta iniciativa ya ha salvado de forma virtual algunos sitios afectados por catástrofes naturales, como el templo budista Ananda Ok Kyaung en Bagan (Myanmar). En 2016 sufrió los efectos de un terremoto, pero ahora se puede visitar de manera interactiva en 3D gracias a que CyArk escaneó el lugar antes del siniestro.
El proyecto Open Heritage une a Google y la organización CyArk para poner a disposición de los usuarios lugares excepcionales que son recreados virtualmente. Crédito: Google Arts & Culture.
Visitar las maravillas del mundo sin salir de casa
Open Heritage se encuentra dentro de la plataforma Google Arts & Culture, que mantiene la filosofía de hacer accesibles a todo el mundo monumentos y obras de arte. Desde su creación en 2011, el gigante tecnológico ha colaborado con más de 2.000 instituciones culturales de 80 países, permitiendo recorrer desde la web estos lugares e incluso aquellos que ya han sido destruidos. Es el caso del Museo Nacional de Brasil, en Río de Janeiro, que en 2018 sufrió un incendio que causó pérdidas con un valor histórico y artístico incalculable. Afortunadamente unos años antes del siniestro, la colección fue digitalizada. Google permite hacer una visita virtual por el museo tal y como era antes del incendio.
Iniciativas como la de Virtual Wonders con Petra, por ejemplo, también utilizan la captura de imágenes de ultra alta resolución para recrear un modelo virtual de la ciudad. Una experiencia similar a la que ofrece Airpano con el Taj Majal o las pirámides de Egipto. Se suman, con muchas otras, a este catálogo digital de Google que cuenta con pinacotecas como la de Orsay de París, el museo de Pérgamo de Berlín, o la Galería Uffizi de Florencia; e incluso lugares emblemáticos al aire libre, como el monte Rushmore de Estados Unidos o el Palacio de Versalles de Francia.
Estas propuestas nos permiten aprovechar el tiempo de obligado confinamiento debido a la pandemia de Covid-19. Así, las miles de personas que no pueden visitar estos monumentos y museos, ni mucho menos, viajar, tienen la oportunidad de disfrutar de una nueva forma de hacer turismo que les acerca virtualmente a estos lugares excepcionales. Y, además, los mantiene a salvo para siempre.