Arabia Saudí planea construir The Line cerca del mar Rojo, sobre una superficie de unos 34 kilómetros cuadrados. Crédito: Neom.

La ciudad-rascacielos de 170 kilómetros: ¿un sueño posible?

170 kilómetros de largo y 500 metros de altura. Son las apabullantes dimensiones del rascacielos gigantesco que planea construir Arabia Saudí para dar forma a una ciudad futurista llamada The Line. Para levantar esta urbe sin coches, contaminación ni accidentes, deberá afrontar arduos desafíos.

ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno

 

Una ciudad futurista sin carreteras, automóviles ni emisiones. Si estas características ya harían a The Line sorprendente, sus dimensiones son de lo más inusuales: 170 kilómetros de largo y 500 metros de altura, por 200 metros de ancho. Tras analizar la “ciudad ideal” diseñada por Leonardo da Vinci, las islas flotantes para agrandar Manhattan y una urbe dirigida por una inteligencia artificial, examinamos la viabilidad de este ambicioso proyecto anunciado por el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salmán.

 

El sueño de una ciudad sin contaminación ni accidentes

 

The Line supuestamente se construirá en el noroeste de Arabia Saudí, cerca del mar Rojo, sobre una superficie de tan solo unos 34 kilómetros cuadrados. “Utilizará menos suelo en comparación con otras ciudades de capacidad similar”, afirman sus creadores. En teoría, esta ciudad funcionará con energía 100% renovable y priorizará la naturaleza, la salud y el bienestar sobre el transporte y la infraestructura.

Salmán insiste en que “no podemos ignorar las crisis ambientales y de habitabilidad que enfrentan las ciudades de nuestro mundo” y apuesta por construir “algo tan ambicioso como las pirámides de Egipto”. La solución que prometen sus creadores es un lugar idílico, “sin contaminación ni accidentes de tránsito, junto con atención médica preventiva de primer nivel, para que las personas vivan más tiempo”. También pretenden apostar por un sistema de ventilación natural para garantizar que los residentes disfruten de un clima ideal durante todo el año.

El objetivo es que esta ciudad albergue unos nueve millones de residentes y cree unos 380.000 puestos de trabajo hasta 2030. Esta propuesta “desafía las ciudades tradicionales planas y horizontales” al apostar por la construcción vertical de un imponente rascacielos de 500 metros de altura (que hoy ocuparía el número 12 en la lista de los más altos del mundo) que se extienda en línea recta a lo largo de una longitud nunca vista en un edificio y que tenga paredes de espejo. En teoría, las instalaciones que los habitantes tendrán que frecuentar en el día a día estarán a solo cinco minutos a pie y, además, habrá un tren de alta velocidad que llegue de un extremo a otro de la ciudad en 20 minutos. “No pagar gastos como el seguro del automóvil, el combustible y el estacionamiento significará mayores ingresos disponibles para los ciudadanos”, sostienen sus creadores.

 

El objetivo es que The Line albergue unos nueve millones de residentes y cree unos 380.000 puestos de trabajo hasta 2030. Crédito: Neom.

 

Dinosaurios robots, una luna artificial y mucha polémica

 

The Line forma parte de un proyecto mucho más amplio y aún más ambicioso: una megaciudad llamada Neom, que se está construyendo en la provincia de Tabuk y parece sacada de la ciencia ficción. Además de taxis voladores, sus creadores quieren que albergue dinosaurios robots, tecnología de siembra de nubes y una luna artificial gigante. Este proyecto, cuya inversión inicial ha sido de 500.000 millones de dólares, no está exento de polémica. Pese a que sus creadores aseguran que Neom se construiría en tierra virgen, en realidad, unas 20.000 personas se verán obligadas a trasladarse por su construcción. Estos residentes pertenecen a la tribu Huwaitat, que se ha ido extendiendo por Arabia Saudí, Jordania y la península del Sinaí durante muchas generaciones.

“Para la tribu Huwaitat, Neom se está construyendo sobre nuestra sangre, sobre nuestros huesos”, explica Alia Hayel Aboutiyah al-Huwaiti, activista y miembro de la tribu que vive en Londres, al periódico The Guardian. Considera que es una ciudad para turistas y gente con dinero: “Pero no para las personas originarias que viven allí”. Durante meses, esta tribu ha sufrido hostigamientos, arrestos y secuestros por parte de las fuerzas saudíes aparentemente debido a su negativa a reubicarse para facilitar el proyecto de Neom, según recoge Al Jazeera.

Además, los expatriados reclutados para trabajar en la iniciativa critican a sus gerentes por hacer demandas poco realistas y hacer la vista gorda ante la discriminación, tal y como indica The Wall Street Journal. Entre los empleados que han renunciado a trabajar en el proyecto o han sido despedidos, hay quienes dejaron empresas como Walt Disney, Siemens AG y Marriott International. Toda esta controversia también llevó a la empresa de videojuegos Riot Games a cortar lazos con los impulsores de esta megaciudad y no encargarse de su patrocinio.

 

The Line supuestamente funcionará con energía 100% renovable y priorizará la naturaleza, la salud y el bienestar. Crédito: Neom.

 

Conseguir financiación y otros grandes desafíos

 

Más allá de toda la polémica que ha levantado este megaproyecto, aún no se han hecho públicos múltiples detalles sobre la construcción y el funcionamiento de The Line. Detrás de esas promesas tan ambiciosas, hay múltiples desafíos técnicos y económicos. Pese a que Arabia Saudí disfruta de ingresos inesperados por los altos precios del petróleo, no ha tenido mucho éxito en la atracción de recursos financieros e inversiones de gobiernos y empresas extranjeras, según el medio The New Arab.

Una evaluación inicial del proyecto, a la que ha tenido acceso The Wall Street Journal, concluye que la ciudad tendría que construirse en etapas, algo que podría llevar hasta 50 años. En ella, los empleados de Neom muestran algunas preocupaciones. Por ejemplo, consideran que tras la pandemia, probablemente algunas personas no quieran vivir en un entorno de gran altura. También subrayan que el tamaño de este gigantesco rascacielos puede alterar la dinámica del flujo de agua subterránea en los wadis (un valle o río seco por el cual solo discurre agua en la temporada de lluvias) del desierto y restringiría el movimiento de aves y otros animales.

A la espera de ver si Arabia Saudí es capaz de afrontar todos estos desafíos, The Line es un ejemplo más de la fuerte apuesta de grandes naciones por las ciudades inteligentes equipadas con las últimas tecnologías. No sería la primera vez que el país abandona un proyecto codicioso. Por ejemplo, durante el último auge petrolero, planeó construir el rascacielos más alto del mundo , pero el proyecto finalmente se suspendió. No obstante, si finalmente logra construir The Line, hay algo claro: será una ciudad única en el mundo.

 

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Tungsteno es un laboratorio periodístico que explora la esencia de la innovación. Ideado por Materia Publicaciones Científicas para el blog de Sacyr.

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