Dicen que no hay mal que por bien no venga. Algo que podríamos aplicar a la temática de este artículo. La posibilidad de contar con más ceniza volcánica para construir edificios y carreteras debido a la desgracia ocurrida con el volcán de La Palma.
En las Islas Canarias, al ser una tierra volcánica, no cuentan con demasiada arcilla para fabricar ladrillos cerámicos con los que se puedan construir cerramientos y tabiques para edificios. Por ello, desde los años 50, se recurrió a materiales procedentes de erupciones volcánicas, como el lapilli, comúnmente conocido en Canarias como picón, árido volcánico que se caracteriza por ser ligero y poroso.
Manuel Montesdeoca, director, profesor e investigador del Departamento de Construcción Arquitectónica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), pretende tramitar antes las autoridades regionales, insulares y de su propia universidad, las autorizaciones pertinentes que les permitan acceder a la zona restringida de seguridad del volcán de La Palma, para poder recoger muestras de las ceniza y áridos volcánicos, y poder así investigarlos.
Materiales de construcción sostenibles
El departamento de Construcción Arquitectónica de la ULPGC tiene centrada su investigación en la arquitectura sostenible y, por ello, desde 2019 trabajan e investigan con el objetivo de obtener nuevos materiales de construcción, con mejores prestaciones físicas, mecánicas, térmicas y acústicas, respecto a los actuales.
Gracias a esta nueva línea de investigación, se están centrando en optimizar los materiales de construcción tradicionales que utilizan el picón como adición o agregado, de tal forma que, al combinarlos con otros productos reciclados, se obtengan materiales más sostenibles y con prestaciones mejoradas.
Con relación a los áridos, los materiales reciclados con los que están trabajando son los procedentes de deshechos de construcción y las virutas de caucho procedentes del reciclaje de neumáticos. Respecto a las fibras vegetales, en las islas hay especies invasoras como la caña común (A. donax L.), el rabogato (Pennisetum setaceum), la pita (Agave Amricana), el tártago o ricino (Ricinus Comunis), etc…. También pretenden trabajar con fibras procedentes de los residuos de las plantaciones de plataneras, que podrían combinarse con otros productos para obtener nuevos materiales de construcción.
En este sentido, los investigadores del departamento de Construcción Arquitectónica pretenden colaborar con otros equipos de investigación de la ULPGC para obtener fibra aprovechable a partir de especies invasoras o de residuos de plataneras.
Utilidades del picón
El polvo de la ceniza volcánica, fracción fina por debajo de 0,063 milímetros, tiene un alto componente de puzolana, que se usa en la fabricación de cementos. “Si podemos verificar que este polvo fino de La Palma tiene altos componente de puzolana, este podría emplearse en la fabricación de cemento”, explica Montesdeoca, “pero sería necesario conseguir financiación para todo el proceso (viajes, extracción, traslado, investigación, etc…)”.
Estas cenizas (fracción fina), podría emplearse, como adición, en la fabricación de cemento, las fracciones más gruesas, como la arena y el árido grueso, podrían emplearse como agregados en la confección de morteros, hormigones u otro material de similares características. El árido grueso también suele emplearse en explanadas, subbases y bases de firmes de carreteras.
El árido más grueso de picón, al ser más ligero que la grava, se aplica en la confección de morteros y hormigones, que se utilizan en la fabricación de bloques de picón (sustitutos de los ladrillos cerámicos), en la fabricación de atezados, de revestimientos tipo tirolesa, de hormigones ligeros, hormigones drenantes, etc…
El picón, al ser un material poroso, absorbe muy bien la humedad y, por ello, es muy útil si se emplea como sustrato en cubiertas vegetales, jardines y jardineras, o como tapiz protector del terreno en pistas forestales, caminos rurales, veredas etc.
Con respecto a la lava solidificada (o “malpaís” como se llama en las islas) se caracteriza por presentar una superficie muy irregular, aguda y cortante. En Canarias existen varias de estas formaciones, la mayoría de ellas suelen ser áreas protegidas, reserva natural o son monumentos paisajísticos. “La lengua de lava que está sepultando edificaciones en la Palma, en condiciones normales, sería un área protegido y, por ello, no se permitiría la extracción de áridos ni edificar sobre ella", explica Montesdeoca.
Recordar que una de las materias primas usadas en la fabricación de materiales aislantes de la familia de las lanas minerales de roca, se obtienen de fundir, a altas temperaturas, rocas volcánicas basálticas.
Uso en cubiertas vegetales
Además, el picón es muy útil al emplearse en el sustrato de las cubiertas y fachadas vegetales. La cubierta vegetal extensiva se basa en cultivos hidropónicos que captan la humedad del ambiente para alimentar una capa vegetal tapizante. El sustrato en las cubiertas vegetales debe cumplir las funciones de suministro y retención de nutrientes; absorción de agua fácilmente disponible; proporción de soporte para enraizar; drenaje y aireación de raíces. El picón, como grava de sustrato cumple con cada una de estas funciones.
La cubierta vegetal tiene un componente vegetal que es tapizante; debajo lleva el sustrato, que es la capa de soporte de la vegetación, y está compuesto de una mezcla de materias inorgánicas (minerales como el picón), y orgánicas que permiten combinar la capacidad de retención de agua en verano y de drenaje en invierno, bajo el sustrato se sitúa la capa filtrante y, bajo ella, la capa drenante. La presencia de picón en el sustrato le confiere la capacidad de captar y retener agua y la mantiene en su interior, o la cede a la capa drenante, lo que evita que la vegetación de este tipo de cubiertas requiera riego para vivir.
Son variadas las ventajas de las cubiertas vegetales, las principales son que requieren un bajo consumo de energía, cuentan con un mantenimiento mínimo y no requieren riego.
Además, la cubierta vegetal tiene un efecto regulador de la temperatura, mayor durante la época estival, ya que la vegetación refleja la mayor parte de la radiación solar que incide sobre su superficie, en lugar de absorberla.
Además, la humedad presente en la vegetación se evapora, lo que también proporciona un enfriamiento adicional (enfriamiento evaporativo). Todo esto ayuda a que se mantenga una temperatura más estable en la superficie del edificio.
Reducción de emisiones de CO2
Otra de las ventajas de las cubiertas vegetales es que ayudan a descontaminar el área urbana donde están ubicadas, ayudando a reducir las emisiones de CO2 (1 m2 de cubierta verde puede absorber 5 kg de CO2 al año)
Los edificios con cubierta vegetal también tienden a reducir la temperatura de la ciudad.
Hay un concepto denominado isla de calor. Las superficies de los suelos de las ciudades y de los edificios, están sometidos a la radiación solar durante el día, los materiales que componen estas superficies almacenan esta energía y por la noche, al bajar las temperaturas, las calles y edificios emiten ese calor que han acumulado sus materiales.
Debido a este fenómeno de la isla de calor, las zonas del centro urbano de las ciudades experimentan un repunte de aproximadamente 4º C respecto a la periferia, zonas no edificadas con predominio de vegetación. La incorporación a los edificios de fachadas y cubiertas vegetales minimiza este repunte de temperatura.