Vista de satélite del tramo sur del Canal de Suez. Crédito: Axelspace Corporation

El canal que soñaron los faraones

Esta es la historia milenaria del Canal de Suez, desde las ideas faraónicas hasta la infraestructura que hoy es vital para el comercio global.

ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno

El pasado 23 de marzo el Ever Given, uno de los cargueros más grandes del mundo, quedó encallado en el Canal de Suez. El bloqueo de esta estratégica vía navegable detuvo el tráfico de la que hoy es una de las rutas comerciales más transitadas del planeta. Su apertura en 1869 cambió el tráfico marítimo internacional, pero la historia de esta infraestructura se remonta muchos siglos atrás: en el Egipto de los faraones ya soñaban con un canal que conectase el mar Rojo con el Mediterráneo.

Los antiguos egipcios fantaseaban con construir canales para transportar enormes bloques de piedra con los que construir monumentos faraónicos, y también para que pasaran los barcos de guerra, según recoge la Autoridad del Canal de Suez. El llamado canal de los faraones se cavó por primera vez bajo el reinado del faraón Sesostris III alrededor del año 1850 a. C. Este canal iba desde el mar Rojo hasta el río Nilo. Es decir, no llegaba al Mediterráneo. 

 

El canal de Suez mide más de 160 kilómetros de largo y 300 metros de ancho. Crédito: Suez Canal Authority

 

Dicha vía navegable fue abandonada y reconstruida varias veces a lo largo de los siguientes siglos. Algunos de los mandatarios que intentaron reabrir el canal o ampliar su alcance fueron Necao II  (610 a. C.), el rey persa Darío (522 a. C.), Polemía II (285 a. C.), el emperador Trajano (117 d. C.) o Amr ibn al-As (640 d. C.). Sus planes faraónicos tenían costes humanos. Por ejemplo, se estima que más de 100.000 hombres murieron en el intento de reabrir el canal bajo el mandato de Necao II. 

 

De Napoleón Bonaparte a un grupo de intelectuales

 

Los primeros esfuerzos por construir el canal moderno, el que une directamente el Mediterráneo con el mar Rojo, llegaron con Napoleón Bonaparte. A finales del siglo XVIII el general francés lideró una expedición para conquistar Egipto. Napoleón esperaba que la construcción de esta vía supusiera un problema comercial para los ingleses. El proyecto comenzó en 1799 pero los ingenieros cometieron un error: indicaron que el mar Rojo estaba unos 10 metros más alto que el Mediterráneo. Este fallo de cálculo les llevó a abandonar la idea. 

 

Celebración de la inauguración del canal de Suez en 1869. Crédito: Suez Canal Authority

 

Unas décadas más tarde, en 1833, un grupo de intelectuales franceses conocidos como los sansimonianos llegaron a El Cairo y volvieron a fijarse en el proyecto. Cuando algunos de ellos regresaron a Francia, crearon una asociación para estudiar de nuevo si el canal, además de revolucionar el comercio mundial, era factible. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que tal diferencia en el nivel de ambos mares no existía. Es decir, no era cierto que el mar Rojo estuviera unos 10 metros más alto que el Mediterráneo. Aun así, en ese momento la idea no cuajó. 

En 1854, el diplomático e ingeniero francés Ferdinand Marie, vizconde de Lesseps, logró atraer el interés del gobernador egipcio Muhammad Sa'id Pasha. Se convirtió así en el encargado de constituir y dirigir la Compañía Universal del Canal Marítimo de Suez. Este organismo se encargaría de comunicar los dos mares y podría operar el canal durante 99 años. Después, la propiedad volvería al gobierno egipcio. 

 

Una arteria clave en el transporte marítimo mundial

 

El estudio piloto estimó que se tendrían que mover un total de 2.613 millones de pies cúbicos de tierra. La excavación del canal de Suez comenzó en 1859. Después de algunos parones en la construcción, finalmente fue inaugurado y abierto al tráfico marítimo internacional diez años más tarde. El clima y las condiciones de de trabajo en esta emblemática obra de ingeniería provocaron al menos 20.000 muertes. Los métodos de construcción utilizados hace siglos para levantar otras grandes infraestructuras como las pirámides de Egipto o la Gran Muralla China también provocaron multitud de muertes.

 

Por el Canal de Suez fluye la totalidad del comercio de contenedores entre Asia y Europa. Crédito: Suez Canal Authority

 

La finalización del canal fue motivo de una gran celebración. En Puerto Saíd, una ciudad portuaria al nordeste de Egipto en la que se encuentra el acceso al canal de Suez desde el Mediterráneo, unas 6.000 personas asistieron a un baile en el que también hubo fuegos artificiales. Entre los asistentes, había varios jefes de Estado. Por ejemplo, el emperador de Austria, el príncipe de Gales, el príncipe de Prusia o el príncipe de los Países Bajos.

El canal de Suez, que a día de hoy es propiedad del Gobierno egipcio, mide más de 160 kilómetros de largo y 300 metros de ancho y tiene 24 metros de profundidad. Se trata, sin lugar a dudas, de una de las principales arterias para el transporte marítimo mundial. Por ella, fluye en torno al 10% del comercio mundial y prácticamente la totalidad del comercio de contenedores entre Asia y Europa. Su éxito radica en que es el cruce más rápido desde el Océano Atlántico al Océano Índico: una embarcación tarda entre 12 y 16 horas en recorrer el canal. De hecho, sirve para acortar unos 7.000 kilómetros (y entre siete y nueve días) el viaje entre Asia y Europa.

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