Voyager Station aspira a ser el primer hotel espacial en el espacio. Crédito: Orbital Assembly Corporation.

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¿Son viables los hoteles espaciales?

Ir de vacaciones al espacio es un sueño a priori más propio de la ciencia ficción. Ahora que los vuelos espaciales privados despegan, de la mano de magnates como Jeff Bezos y Richard Branson, ¿serán los alojamientos turísticos en órbita el siguiente paso?

ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno

 

Más de 300 habitaciones, un gimnasio al aire libre, un jardín japonés, un casino o un espacio para conciertos. Estas instalaciones, que podrían formar parte de un hotel de lujo cualquiera, pertenecerán a un alojamiento un tanto especial. Voyager Station aspira a ser el primer hotel espacial que orbitará en la estratosfera. Sus creadores pretenden ponerlo en marcha en 2027. Pero llevar al espacio un proyecto de este tipo no es sencillo. De hecho, varias iniciativas similares han fracasado en el pasado. ¿Hasta qué punto son viables los hoteles espaciales?

El 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio. Este hecho histórico supuso el pistoletazo de salida de la carrera espacial y, desde entonces, más de 570 astronautas han llegado hasta allí. Mientras que gran parte de los viajes al espacio han sido impulsados por organismos gubernamentales como la NASA o la Agencia Espacial Europea (ESA), en las últimas décadas varias compañías privadas han dado los primeros pasos para fabricar sus propios vehículos y alojamientos turísticos.

 

Una nueva era del turismo espacial

 

En los últimos meses algunos multimillonarios han marcado una nueva era del turismo espacial. Virgin Galactic llevó en julio a su fundador, Richard Branson, y a otros tres tripulantes al espacio. Unos días más tarde el fundador de Amazon, Jeff Bezos, viajó también al espacio en el primer viaje tripulado de su compañía, Blue Origin. "Estamos tratando de que el público se dé cuenta de que esta era dorada de los viajes espaciales está a la vuelta de la esquina. Se acerca. Se acerca rápido", afirma el expiloto John Blincow, director de la Orbital Assembly Corporation.

Esta organización será la encargada de poner en marcha el hotel Voyager Station. La web de esta iniciativa está plagada de mensajes de lo más atractivos. “Reserva un lugar para ser uno de los primeros humanos en pasar las vacaciones en una estación espacial de lujo” o “haga historia como uno de los primeros humanos en la historia en poseer bienes raíces en órbita” son sólo algunos de ellos.

 

Voyager Station contará con más de 300 habitaciones, un gimnasio al aire libre, un jardín japonés, un casino o un espacio para conciertos. Crédito: Orbital Assembly Corporation.

 

Pese a que los eslóganes comerciales lo dan por hecho, aún es pronto para saber si esta iniciativa tan ambiciosa llegará a buen puerto. De hecho, la mayoría de proyectos de este tipo han fracasado o todavía no se han hecho realidad. En 2008 un total de 38 personas ya habían reservado una habitación en Galactic Suite, el que por aquel entonces aspiraba a ser el primer hotel del espacio. El viaje en sí les costaría a cada uno unos tres millones de euros y, además de la estancia, inluiría 18 semanas de preparación en una isla del Caribe.

En teoría Galactic Suite iba a estar listo en 2012. Pero no fue así. Este hotel, que tendría un spa y orbitaría a 450 kilómetros de la Tierra, nunca llegó al espacio. En la actualidad la página web de la compañía está prácticamente inoperativa y sus redes sociales no se han actualizado desde hace varios años. En su canal de Youtube los últimos vídeos se compartieron hace nueve años y en Facebook la última publicación es de 2017.

 

Mantener un hotel en el espacio supone un auténtico desafío económico

 

Para poner en marcha hoteles de este tipo, hay que afrontar varios obstáculos. Llevar un hotel al espacio puede conllevar cantidades desorbitadas de dinero. Por ejemplo, el desarrollo, el montaje y el funcionamiento durante 10 años de la Estación Espacial Internacional costó 100.000 millones de euros, según la Agencia Espacial Europea. En la financiación de este proyecto participaron grandes potencias mundiales como Estados Unidos, Rusia, Canadá, Japón y 10 naciones europeas que forman parte de la ESA.

Algunos impulsores de este tipo de proyectos aseguran que el creciente éxito de las empresas aeroespaciales comerciales como SpaceX ha hecho que las opciones de lanzamiento sean más asequibles. Pero Gary Kitmacher, que trabaja para la NASA, subraya que no sólo hay que cubrir el coste de diseñar y mantener el hotel en órbita. También habría que hacer frente “al costo asociado a llevar a los turistas de ida y vuelta”.

 

Al coste de mantener un hotel en órbita, se suma el de llevar a los turistas hasta el espacio y de vuelta a la Tierra. Crédito: Blue Origin.

 

Los riesgos para la salud de volar al espacio

 

Al precio de estos viajes espaciales se suman otros desafíos. "La verdadera preocupación es diseñar el hábitat, el módulo presurizado en el que vas a vivir, de manera que pueda manejar los cambios de temperatura", ha explicado Kitmacher al portal especializado en noticias del espacio Space.comLas temperaturas en el espacio varían de calor extremo a frío extremo, dependiendo de si los astronautas están bajo la luz solar directa o en la oscuridad.

Además, todo apunta a que si se pone en marcha un hotel que orbite la Tierra, contaría con sus propios empleados. Pero hay que tener en cuenta que pasar largos períodos de tiempo en el espacio puede tener efectos perjudiciales en la salud: de los trastornos del ritmo circadiano (los cambios físicos, mentales y conductuales a lo largo del día) a la pérdida de masa muscular o de calcio.

Una persona en el espacio puede perder entre un 1% y un 1,5% de masa ósea en sólo un mes, según la NASA. Además, dos tercios de los astronautas que pasan largas estancias en el espacio regresan con problemas visuales. Un estudio presentado en 2016 en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Radiología indica que el problema se debe a los cambios en el líquido cefalorraquídeo por la falta de gravedad.

Timothy Alatorre, uno de los arquitectos de la Voyager Station, considera que la inspiración detrás de algunos de estos proyectos proviene de “observar la ciencia ficción durante los últimos 50 años y ver cómo la humanidad ha tenido este sueño de la cultura de las naves estelares". "Creo que realmente comenzó con Star Trek y luego con Star Wars y con este concepto de grandes grupos de personas que viven en el espacio y tienen su propio comercio, su propia industria y su propia cultura”, indica. De momento todo parece indicar que aún habrá que esperar para poder vivir o irse unos días de vacaciones al espacio. Para ello, los hoteles espaciales tienen que superar antes todos los obstáculos para su puesta en marcha.

 

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Tungsteno es un laboratorio periodístico que explora la esencia de la innovación. Ideado por Materia Publicaciones Científicas para el blog de Sacyr.

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