Los apagones masivos pueden producirse por defectos en las estaciones eléctricas, cortocircuitos, sobrecargas o desastres naturales. Crédito: Júlio Boaro / Wikimedia Commons.

Los grandes apagones de la historia

En 2012 dos incidentes en India dejaron sin luz a casi el 10% de la población mundial. Casi una década después, se ha extendido la idea de que podríamos entrar en una era con grandes cortes de suministro, incluso a escala internacional. ¿Tiene base esa preocupación? En busca de respuestas, recordamos apagones históricos que afectaron a millones de personas durante horas, días e incluso meses.

ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno

 

Imagina una vida sin televisión, Internet, nevera, microondas o aire acondicionado. Una reciente campaña preventiva del Ministerio de Defensa de Austria sobre un posible “gran apagón eléctrico” ha llevado a millones de personas a plantearse esta hipotética situación. Aunque en gran parte del mundo los cortes del suministro eléctricos suelen ser puntuales y hasta cierto punto controlados, millones de ciudadanos han llegado a pasar horas, días e incluso meses sin electricidad. Analizamos los apagones masivos con más repercusión a lo largo de la historia.

Dos grandes apagones en Nueva York

Pese a ser conocida como la ciudad que nunca duerme, Nueva York ha sufrido varios apagones masivos que le han dejado sumida en la más profunda oscuridad. El 9 de noviembre de 1965 un corte del suministro eléctrico afectó durante 13 horas a 30 millones de personas de ocho estados de la Costa Este de EE UU y a los habitantes de las provincias canadienses de Ontario y Quebec. Pasadas las cinco de la tarde las luces empezaron a chisporrotear en Nueva York y, en cuestión de segundos, el apagón afectó a Manhattan, el Bronx, Queens y la mayor parte de Brooklyn. Sólo en esta ciudad 800.000 personas quedaron atrapadas en el metro. Los trenes se detuvieron y los aviones rodearon los oscuros aeropuertos antes de encontrar pistas de emergencia.

Con gran parte de estaciones de televisión afectadas por el apagón y sin acceso a estos aparatos, surgieron varias teorías sin contrastar. Mientras que algunas personas culpaban a los ovnis del corte de energía, otras señalaban a los comunistas. Pero en realidad el fallo se produjo por un colapso en el sistema de protección de la red eléctrica. Para gestionar el siniestro hasta la vuelta a la normalidad, se recurrió a 10.000 guardias nacionales y 5.000 policías fuera de servicio. Durante la noche se fue restableciendo gradualmente la electricidad.

La reacción calmada de los neoyorquinos a este apagón contrasta con el que se produjo unos años más tarde. El 13 de julio de 1977 un corte del suministro producido por una tormenta pasó a la historia como “el gran apagón” y sumió a Nueva York en el caos durante casi 24 horas. Se cerraron los aeropuertos de LaGuardia y Kennedy y se detuvieron las líneas de trenes de cercanías. Aproximadamente 4.000 personas fueron evacuadas del sistema de metro. Pero, si por algo se caracterizó este incidente, fue porque desembocó en numerosos saqueos y desórdenes públicos. En plena crisis económica, hubo quienes aprovecharon para robar todo lo que encontraban: desde pinzas para la ropa hasta coches de lujo. Durante el apagón se produjeron más de 1.000 incendios y se saquearon 1.600 tiendas.

 

El 13 de julio de 1977 un apagón sumió a Nueva York en el caos durante casi 24 horas. Crédito: NBC New York.

 

Cinco semanas sin electricidad en Nueva Zelanda

Entre los apagones más largos de la historia, destaca el de Auckland. En 1998 algunos barrios del centro de esta ciudad de Nueva Zelanda permanecieron cinco semanas sin electricidad. El corte de suministro comenzó el 19 de febrero en el corazón de la urbe. La compañía Mercury Energy Limited suministraba electricidad a todo el distrito comercial central principalmente a través de cuatro cables de alimentación. Dos de ellos fallaron por las condiciones inusualmente cálidas y secas. Los otros dos dejaron de funcionar después debido al aumento de carga que se produjo por la falta de los dos primeros cables. El suministro eléctrico tardó 66 días en restablecerse.

Con los semáforos apagados, en un principio el tráfico se volvió caótico en el centro de la ciudad. Más tarde algunas calles quedaron desiertas. En otras, los ciudadanos se acostumbraron a conducir sin la ayuda de los miles de semáforos de la ciudad, según recoge el portal neozelandés Stuff. Durante los primeros días del apagón, la energía volvía y se iba de manera impredecible. La gente se quedaba atrapada en los ascensores. Las alarmas de incendio se activaban al azar. Y las puertas de seguridad se cerraban cuando se suponía que debían estar abiertas y permanecían abiertas cuando tenían que estar cerradas.

Para hacer frente al apagón, se recurrió a ruidosos generadores. Estos aparatos, provenientes del resto de Nueva Zelanda y de Australia, fueron situados en las aceras para proporcionar energía de forma temporal. Aun así, el incidente tuvo un impacto importante en el turismo —hasta el 40% de las reservas hoteleras se cancelaron— y en algunos negocios. Más de 70.000 personas trabajaban en este distrito y muchas se vieron obligadas a trabajar desde casa u otras oficinas reubicadas. Por ejemplo, el Banco de Nueva Zelanda cerró sus nueve sucursales del distrito financiero central y transfirió a sus empleados a otros edificios. Las empresas pequeñas fueron las que más sufrieron. El número de clientes de cafés, pubs y tiendas de ropa cayó drásticamente. De los 1.000 minoristas en este distrito, solo unos 200 permanecieron abiertos durante el incidente.

 

En 1998 algunos barrios del centro de Auckland permanecieron cinco semanas sin electricidad. Crédito: Bayswater marina / Creative Commons.

 

El apagón que afectó a un 10% de la población mundial

Una de las crisis energéticas con más afectados de la historia tuvo lugar en India. El 30 y el 31 de julio de 2012 se produjeron dos grandes apagones. El segundo perjudicó a unas 670 millones de personas —la mitad de la población del país y casi el 10% de la población mundial—. El colapso por sobrecarga de dos de las cuatro redes de suministro eléctrico del país, la del norte y la del este, paralizó el transporte. Además de inmovilizar varios trenes en las vías,múltiples vagones de metro tuvieron que ser evacuados y miles de semáforos se apagaron provocando atascos duraderos.

El apagón también dejó sin electricidad durante unas horas a hospitales, empresas, comercios y viviendas particulares. “No hay agua y no tengo idea de cuándo volverá la electricidad”, relató a The New York Times Kirti Shrivastava, una ama de casa de 49 años. Esta mujer aseguraba que en su vecindario estaban “muy tensos”: “Incluso las tiendas han cerrado. ¡Ahora esperamos que no sea una invitación a los criminales!”.

Esta no era la primera vez que India sufría un incidente de este tipo. En los últimos años se han producido otros cortes de suministro en este país debido a las infraestructuras inadecuadas y a la falta de energía. De hecho, los apagones localizados son tan comunes que en algunas zonas apenas se notó la interrupción de estos dos grandes contratiempos. Algunas empresas, hospitales, oficinas y viviendas de clase media contaban con generadores por si se daba una situación de este tipo.

 

En julio de 2012 dos grandes apagones masivos en India afectaron a más de 600 millones de personas. Crédito: Al Jazeera.

 

Además de estos incidentes, otros grandes cortes de suministro han provocado el caos en lugares como Bangladesh, Indonesia, Brasil o Pakistán. Este último país sufrió en enero de 2021 un apagón masivo que dejó al país a oscuras por una avería en la red eléctrica. Las causas de este tipo de contratiempos son variadas: desde un defecto en una estación eléctrica a cortocircuitos, sobrecargas, fallos en el sistema de transporte o de distribución de la energía, tormentas, olas de frío o terremotos. Juliet Mian, directora técnica de la iniciativa Resilience Shift, asegura que proteger las redes eléctricas de cualquier tipo de fallo es “casi imposible”. Los sistemas son tan complejos que estos fallos pueden “producirse en cascada y generalizarse”. Pero insiste: la clave está en permanecer preparados. “Lo que podemos hacer es diseñar nuestros sistemas para que puedan responder y recuperarse rápidamente”, concluye.

 

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Tungsteno es un laboratorio periodístico que explora la esencia de la innovación. Ideado por Materia Publicaciones Científicas para el blog de Sacyr.

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