Los glaciares de todo el mundo han perdido masa desde al menos la década de 1970. Crédito: Unsplash.

Tecnología para combatir el derretimiento de los glaciares

“Una de las grandes bombas humanitarias del cambio climático”. Así define la experta en glaciología Jemma Wadham el derretimiento de los glaciares. Algunos investigadores tratan de evitarlo con unas mantas reflectantes conocidas como geotextiles. Aunque la solución parece prometedora, tiene un inconveniente: su escalabilidad.

ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno

 

Salvar a los glaciares del deshielo es uno de los grandes desafíos del siglo. El calentamiento global ha alterado algunos sistemas que han perdurado durante milenios y acelerado el derretimiento de estas grandes masas de nieve y hielo. Para evitarlo, algunos investigadores sugieren cubrirlas durante el verano con unas mantas reflectantes conocidas como geotextiles. Pero este sistema, que aumenta la capacidad de un glaciar para reflejar la luz solar, no es perfecto. Analizamos su potencial y sus limitaciones.

Glaciares que se derriten a un ritmo alarmante

Los glaciares son grandes masas de nieve y hielo que se han acumulado durante muchos años. Son particularmente sensibles a los cambios en el clima y, por lo tanto, indicadores muy visibles del cambio climático. Los glaciares de todo el mundo han estado perdiendo masa desde al menos la década de 1970, como indica la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

Al aumentar la temperatura del aire y de las masas de agua oceánicas con las que los casquetes de hielo están en contacto, los glaciares se funden y provocan una subida del nivel del mar. Los de la red de referencia climática del Servicio Mundial de Monitoreo de Glaciares han perdido el equivalente a casi 25 metros de agua desde ese año, aproximadamente lo mismo que cortar un promedio de 27,5 metros de la parte superior de cada glaciar.

 

El cambio climático influye en el deshielo de los glaciares, que ha provocado una subida del nivel del mar. Crédito: NASA Video.

 

Mantas que tapan glaciares para evitar el deshielo

 

Múltiples investigadores buscan la forma de evitar, o al menos frenar, este derretimiento. Algunas estaciones de esquí y atracciones turísticas utilizan unas mantas reflectantes conocidas como geotextiles para proteger los glaciares del deshielo durante el verano. Es lo que ocurre en los Alpes suizos y el glaciar Presena, situado en el norte de Italia, donde en verano se usan más de 300 láminas (de 70 por cinco metros) para cubrir 110.000 metros cuadrados de hielo. Algunos estudios indican que los geotextiles blancos pueden aumentar la capacidad de un glaciar para reflejar la luz solar más de un 50%.

Desplegar 110.000 metros cuadrados de esta manta en un glaciar azotado por el viento, a 3.000 m sobre el nivel del mar, requiere una gran operación logística cada verano. “Debería requerir un equipo de 11 personas, con dos tractores de nieve, trabajando durante un mes y medio”, explica a la revista Wired Alessandro Daldoss, vicepresidente de la empresa Carosello-Tonale, que gestiona las pistas y los remontes de Passo Tonale. Pero es algo que, en realidad, depende del clima. En alguna ocasión el proceso se ha demorado tres meses “porque cada tres días llovía y cuando hay una tormenta, no puedes trabajar”.

 

Algunas estaciones de esquí utilizan mantas reflectantes para proteger los glaciares del deshielo durante el verano. Crédito: Matthias Huss.

 

Una solución difícilmente escalable

 

Pese a que a priori parece una solución prometedora para la preservación de los glaciares, tiene algunas limitaciones. Una investigación publicada en la revista científica Cold Regions Science and Technology indica que esta estrategia es demasiado costosa para proteger los más de 250.000 kilómetros cuadrados de glaciares en todo el planeta. Los autores concluyen que la mitigación artificial del derretimiento del hielo es localmente eficiente pero no escalable. “Si bien las intervenciones locales pueden ser eficientes y rentables, una aplicación hipotética a mayor escala muestra que salvar los glaciares alpinos mediante soluciones tecnológicas no es factible ni asequible”, señalan.

“Puedes poner una manta en un lugar en un glaciar, digamos unos cientos de metros cuadrados, y puedes proteger el hielo localmente de manera muy eficiente. Esto funciona absolutamente, pero cuesta mucho dinero”, ha explicado Matthias Huss, glaciólogo de la Universidad de Zúrich y uno de los autores del estudio a GlacierHub. Si se tienen ingresos económicos gracias al glaciar, esto puede funcionar, según el experto. Pero salvar un glaciar entero “es una historia completamente diferente”: “Habría que cubrir todo el hielo en una escala mucho mayor sin un claro beneficio de ingresos”.

 

Estas mantas aspiran a aumentar la capacidad de un glaciar para reflejar la luz solar. Crédito: NBC News.

 

“Una de las grandes bombas humanitarias del cambio climático”

 

Conseguir que esta u otra solución sea viable es importante para frenar el deshielo. Especialmente teniendo en cuenta que, en muchas partes del mundo —como el oeste de Estados Unidos, América del Sur, China e India—, los glaciares son reservorios congelados que brindan un suministro de agua cada verano a cientos de millones de personas y a los ecosistemas naturales de los que dependen, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).

Su deshielo acelerado, que plantea grandes desafíos, es uno de los motivos de que el nivel del mar haya aumentado más de 20 centímetros desde 1880Un estudio publicado en febrero de 2023 en la revista científica Nature Communications concluye, por ejemplo, que alrededor de 15 millones de personas corren el riesgo de sufrir inundaciones repentinas por las crecidas de lagos glaciares. Más de la mitad de la población expuesta se encuentra en solo cuatro países: India, Pakistán, Perú y China.

Los glaciares, además, acumulan hielo en invierno y luego liberan agua en primavera a un ritmo constante, lo que ayuda a regular el flujo de arroyos, ríos y lagos en los valles y llanuras de abajo. Como señala Jemma Wadham, profesora de glaciología en la Universidad de Bristol, en el libro Ice Rivers, el derretimiento de los glaciares es “una de las grandes bombas humanitarias del cambio climático”.

 

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