ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
Pompeya ha pasado a la historia como la ciudad portuaria italiana sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79. Debajo de los seis metros de ceniza y piedra pómez bajo los que quedó enterrada, había elegantes villas, edificios públicos, plazas, tiendas de artesanía, tabernas, baños, burdeles e incluso un anfiteatro que albergaba espectáculos con gladiadores. Analizamos la construcción y la historia del único sitio arqueológico del mundo que ofrece una imagen completa de una antigua urbe romana.
Una ciudad grecorromana congelada en el tiempo
Esta ciudad ciudad portuaria, ubicada en la región de Campania, existió desde al menos el el siglo VI a. C. La erupción del monte Vesubio en el año 79 arrojó escombros volcánicos sobre toda la urbe. En los días anteriores, según relata en una carta el abogado y escritor Plinio el joven, hubo muchos temblores, “algo común en Campania y que no es motivo de pánico”. “Pero esa noche el temblor se hizo mucho más fuerte”, señala. El Vesubio estaba a punto de erupcionar. Cuando lo hizo, los edificios fueron destruidos y la población fue aplastada y asfixiada. Entre 10.000 y 20.000 personas vivían en esta urbe y exportaban productos a toda la región mediterránea en el momento de la erupción.
Durante muchos siglos, Pompeya durmió bajo un manto de ceniza y piedra pómez de unos seis metros de profundidad. Hasta que en el siglo XVIII un grupo de exploradores descubrió la ciudad casi perfectamente conservada. Pese a que la erupción provocó el derrumbe de los techos de muchas casas, se halló una muralla de unos tres kilómetros que encierra en su interior unas 66 hectáreas. En este territorio, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) UNESCO, estaba el foro principal, flanqueado por varios edificios públicos imponentes, como el Capitolio, la Basílica y los templos. Además de muchos complejos de baños públicos, en la ciudad también había dos teatros y un anfiteatro. Bajo las cenizas, también se encontraron panaderías con panes aún en los hornos y huecos con restos humanos. Estos huecos en el material volcánico, se llenaron con yeso, lo que permitió hacer moldes de las formas de las víctimas humanas y animales.
Algunos habitantes de Pompeya quedaron sepultados bajo ceniza y piedra pómez. Crédito: Pompeii Sites.
Materiales reutilizados para construir Pompeya
Pompeya es un ejemplo idóneo de la planificación urbana y la construcción de una ciudad antigua. Los romanos, además de levantar emblemáticos acueductos y ser expertos en el uso de hormigón, eran maestros del reciclaje. Según señalan algunas investigaciones, utilizaban parte de sus residuos, por ejemplo la cerámica y el yeso, como material de construcción. La arqueóloga Allison Emmerson, de la Universidad de Cincinnati, explica que “parte de la ciudad se construyó con basura”. Los habitantes de Pompeya recolectaban los residuos en grandes montículos fuera de los muros de la ciudad. Su objetivo, según Emmerson, no era deshacerse de ellos, sino clasificarlos para revenderlos en la ciudad.
“Los habitantes de Pompeya vivían mucho más cerca de su basura de lo que la mayoría de nosotros encontraríamos aceptable, no porque la ciudad careciera de infraestructura y no se molestaran en manejar la basura, sino porque sus sistemas de gestión urbana estaban organizados en torno a principios diferentes”, afirma la experta. Algunas paredes de Pompeya han sido construidas con materiales reutilizados como trozos de teja y ánforas rotas, además terrones de mortero y yeso. Casi todos esos muros “recibieron una capa final de yeso, ocultando el desorden de materiales en el interior”.
Más allá de estos residuos reutilizados, la mayoría de las piedras empleadas para los edificios en Pompeya provienen de canteras locales, principalmente situadas en varias localidades de la llanura del río Sarno y sus alrededores. En muchas de las piedras que forman las paredes y los suelos de esta ciudad, hay algo que llama la atención de los visitantes: están repletas de figuras de penes. Una de las principales hipótesis es que eran símbolos de buena suerte destinados a proteger del mal de ojo. Por esta razón, a menudo se encuentran fuera de los hogares.
Pompeya, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sufre el desgaste por el tráfico de turistas y los estragos del clima. Crédito: Timeline - World History Documentaries.
Más de dos siglos después del redescubrimiento de Pompeya, esta ciudad legendaria aún se mantiene muy bien conservada. No obstante, sufre la constante amenaza del desgaste por el tráfico de turistas, los posibles deslizamientos de la tierra y los estragos del clima. Para identificar problemas estructurales y de seguridad, el parque arqueológico ha recurrido a Spot, un perro robot desarrollado por la empresa estadounidense Boston Dynamics, que además inspeccionará túneles estrechos y de difícil acceso excavados por saqueadores de tumbas. El objetivo es claro: conseguir que este tesoro arqueológico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, siga ofreciendo fascinantes viajes en el tiempo a millones de turistas de todo el planeta.
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